sábado, 8 de octubre de 2011

Aupa Panthers yuhuuuuuu!!!!

¡Oh Dios mío! ¡Una serie de adolescentes guaperas y atléticos! No se asusten amigos, guarden sus kits de salvamento. No empecemos a puparnos las chollas todavía. Puede que hayan visto la portada de la carátula del pack del DVD de esta serie (por cierto, no me gusta la edición, pero eso ya lo comentaré otro día), puede que hayan visto algún anuncio, o quizá un par de minutos de esta serie y hayan pensado que esta serie está en la línea de Dawson Crece, O.C o Física o Química. Por suerte no es así, y precisamente de esto quería hablarles hoy. El caso es que esta serie es, para mi forma de ver las cosas, de todo menos lo que parece ser. Pero vayamos por partes. Esta serie están basada en una película homónima, pero a la vez tiene personalidad propia. Veamos qué la hace diferente.




Todas las series de adolescentes tienen una pareja clara desde el principio que no se separa nunca y que tiene muy claro que va a casarse, tener hijos y ser enterrada en el mismo nicho. Esta pareja suele coincidir con el protagonista, que siempre es un hombre, y su novia, que es la reina del baile. En este caso esta situación no llega a durar un capítulo entero. De hecho no teman por los spoilers, porque no los va a haber. Nada de lo que les cuente pasará del planteamiento de la propia serie. Bien como decía, sin entrar en detalle les comento que la pareja ideal se encuentra con una de las principales líneas argumentales de la serie, como es la lesión medular de Jason Street, quien pasa de ser el centro de todas las miradas a pasarse muchas horas de soledad y rehabilitación tratando de aceptar que no volverá a caminar. Puede que penséis que momentos con cambios de guión muy bruscos son el plato fuerte de esta serie, pero créanme, no es así.




Todas las series de adolescentes que tienen equipo deportivo hacen que éste sea imprescindible para la mayoría de las tramas. Bien, pues sepan ustedes que los Panthers de Dillon podrían haber sido un club de lectura, y sus guionistas hubieran hecho un gran trabajo igualmente. El directos, Peter Berg ha conseguido mantener la idea de una serie cargada de iconografía americana y ser a la vez un “ni contigo ni sin tí” en relación a los Estados Unidos. ¿No tenéis ni idea de fútbol americano? Da igual, porque lo poco que necesitáis saber os lo explican en la propia serie, y, aunque agradecería que un perro parlante con pantalones cortos a rayas azules y blancas me explicara las normas de vez en cuando, no es imprescindible para seguir la serie. Es más, los triunfos deportivos son lo de menos.

¿Qué tiene entonces esta serie? Aquí viene lo que llevo tiempo queriéndoos contar. La serie cuenta la historia de un montón de personajes. Siempre he querido decir en algún sitio que “el entorno es también en sí un personaje” (por Dios qué comentario más manido...) y el pueblo de Dillon vive y respira para el fútbol americano, algo bonito por una parte, pero angustioso por otra. Todos son en algún momento protagonistas, y es uno de los mejores ejemplos de drama “coral” en el que el peso de los argumentos descansa en varios personajes. Por un lado, vemos cómo contrasta la apariencia y el mundo real, con una carga de hipocresía ya típica en las series que tratan de criticar a la sociedad estadounidense. Si le dais una oportunidad a la serie fijaos en cómo los momentos de celebraciones de victorias, cenas benéficas y reuniones en las que todo el mundo sonríe suelen ser los momentos más tensos de la serie. A la vez veremos cómo tiene momentos felices, transmiten algo de positivismo y los conflictos son resueltos de manera bastante ingeniosa. De todas formas, fíjense también en que los problemas no se resuelven nunca del todo. Siempre queda algo, y no por alargar la historia, sino porque, amigos, todos sabemos que las cosas tienen una solución más fácil que la que nos pintan en la tele... Podría hablarles de los personajes, podría comentarles algún detalle que me ha gustado, pero precisamente descubrir todo esto por mí mismo es lo que más he disfrutado de la serie, así que creo que simplemente deberían darle una oportunidad y sentarse un ratito a ver qué le pasa a los vecinos de Dillon, y que disfruten incluso viendo cómo América no siempre es la tierra de las oportunidades.

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